La premiación tuvo la conducción a cargo del escritor Ernesto Jauretche, y las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Marco Roselli, director del Instituto Superior “Dr. Arturo Jauretche”. En la apertura, Roselli destacó la importancia de la vigencia de Jauretche en el pensamiento argentino y la misión de estos premios por “batallar en el campo ideológico” y dar lugar a aquellas personas que se destacan y “no tienen un lugar para ser premiados”.
El premio a la trayectoria fue para Dora Apo, quien se mostró muy emocionada al recibirlo y se lo dedicó a “los compañeros que están y a los que no están”, a aquellos que lucharon “por una Patria nueva y solidaria”.
El premio a la labor artística fue para Rubén Borré, artista plástico que dedicó unas palabras a los premios Jaurteche como “una herramienta más para rearmar la trama cultural”. Borré dijo que “una batalla política se gana solamente cuando se gana la batalla cultural” y se mostró positivo por una Argentina “en estado de esperanza”.
El Arturo Jaurteche a la labor literaria fue para Pancho Muñoz, quien recordó a John William Cooke para indicar que “resistir no alcanza” en la construcción de sentido. Muñoz destacó su posición contraria a “la nueva razón del mundo que niega el Golpe de estado en Bolivia y la represión en Chile”.
El premio a la labor cinematográfica fue para Jorge Zuhair Jury, quien destacó la importancia del encuentro, la premiación y la posibilidad de “estar vivos” frente a la adversidad “de cuatro años de un gobierno inconcebible”.
El premio a la labor actoral fue para Esther Goris, quien estuvo muy emocionada al recibirlo. La actriz dijo que “no sabía si se lo merecía pero lo iba a disfrutar igual” y se lo dedicó a todos los presentes.
La labor sindical fue premiada con un reconocimiento para Pablo Biró, tercera generación de pilotos, quien se mostró convencido de que la Argentina tiene “potencialidad para sacar de la pobreza extrema” a muchas personas en su rubro de la aviación.
El premio a la labor en la defensa de los Derechos Humanos fue para Claudio Morresi, quien se mostró muy contento por “la energía que hay en la entrega de premios” y la emoción “emociona y pesa, como el premio Jaurteche”. Destacó que el pueblo “no puede estar triste, porque así es más fácil de vencer”.
El premio a la labor radial fue la Paula Horman, quien en su enérgico discurso destacó el trabajo en conjunto que realizan en AM 750 y dijo que “no lo iba a compartir porque era un premio colectivo” y particularmente al acompañamiento de Víctor Hugo Morales por “multiplicar con su generosidad la poca grandeza que puede haber en nosotros”.
Any Ventura ganó el premio Arturo Jauretche a la labor periodística. Le agradeció al Instituto por la distinción y, con mucho humor, dijo que se siente “jauretchiana”, “un poco camorrera”, porque siendo “peronista y feminista” en Argentina se tiene que ser así “porque sino, no podés ser nada”.
El premio a la labor docente lo ganó Fernando Signorini, quien recordó cuando era chico y conoció a Arturo Jauretche. En su dicurso planteó que “el futbol es un hecho cultural” y destacó que “le preocupa que los chicos consideren que el segundo es el primer perdedor”, en alusión a la cultura individualista.
Por último, el galardón a la labor musical e interpretativa fue para Bruno Arias, quien se mostró muy contento por la distinción, y dijo que “solo sabe cantar y recibió muchos golpes” y que este premio es una distinción importante. El músico dijo que hay que “seguir de pie, resistiendo”.
Sobre el Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche
El Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche nace a partir de las inquietudes y experiencias de un grupo de profesores de historia de Merlo preocupados por las falencias en la formación docente en la provincia de Buenos Aires. Falencias no sólo relacionadas con el deterioro del nivel académico, sino también con el legado de la desideologización derivado de las reformas neoliberales de los años 90, que abrieron las compuertas a las ficciones emanadas desde los centros de poder mundial: globalización, pensamiento único, post modernismo.
Todas estas coordenadas ideológicas llevaron a muchas instituciones educativas a renunciar a la idea medular de que es el sujeto el que realiza la Historia. Sólo la praxis humana puede traer aparejados los cambios que nuestra sociedad necesita. Es por ello que el Instituto da la pelea en el terreno de la formación docente, construyendo desde el llano, sin ningún apoyo oficial, una institución que se asume como contra hegemónica y que no aspira, como muchas otras, a pasar sin pena ni gloria por “el firmamento de las academias”.
Nuestra casa ofrece una propuesta innovadora y de calidad para su profesorado en Historia. Una propuesta que parte de la premisa de que la inteligencia tiene sus deberes, que no cree de la educación mercantilizada y por lo tanto no es una “fábrica de títulos” ni una “escuela de comercio”.
Una propuesta sostenida en la creencia de que el docente debe ser un agente de cambio social integrado en el espacio socio comunitario en el que le toque desempeñarse y dispuesto a ser mucho más que un mero reproductor de saberes. Un docente nuevo, capaz de desarrollar un pensamiento crítico. Ubicados en una modernidad periférica, la aspiración en el Instituto es que sus graduados se expresen en un elevado nivel académico y en una percepción de sí mismos como agentes de cambio social. La cultura debe socializarse ya que si no, envilece tanto como el dinero.
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